- La ocupación se redujo en 70.900 personas y la tasa de paro cierra en el 13,65 %
España no ha continuado con el ritmo de creación de empleo durante el primer trimestre de 2022 y se ha visto frenado en medio de un delicado contexto que suponen el alza de precios y la incertidumbre bélica. Así, según los datos de la Encuesta de Población Activa publicados hoy por el INE, de enero a marzo, la ocupación se redujo un 0,5 % respecto al trimestre anterior. Por su parte, el número de desempleados ha crecido en 70.900 personas.
Durante el primer trimestre de 2022, disminuyó el total de ocupados en 100.200 personas, por lo que el mercado de trabajo albergó entre enero y marzo a 20.084.700 ocupados, manteniéndose por encima de la barrera psicológica de los 20 millones y obteniendo posiciones de empleo similares a 2008, cuando estalló la crisis financiera. En términos desestacionalizados, la variación trimestral en el número de ocupados fue positiva: de 1,08 %.
La cifra de desempleados fue de 3.174.700 en el primer trimestre del año, situándose la tasa de paro en el 13,65 %. A pesar de los datos, si comparamos con las cifras del mismo trimestre de hace un año, el empleo ha crecido en 878.000 personas (variación interanual del 4,57 %). En resumen: los datos del primer parcial de 2022 muestran que la velocidad de creación de empleo del mercado se ha reducido, aunque siguen siendo mejores que hace un año.
Es importante señalar que este trimestre corresponde a los primeros meses de aplicación de la nueva reforma laboral, que dio un periodo de transición a los nuevos modelos laborales.
La productividad de la economía española supera la prepandemia
Además de la creación de empleo, la otra gran cifra que debemos observar es el número total de horas efectivas trabajadas. El INE pregunta a los encuestados por el volumen de tiempo que trabajan a la semana. Este indicador permite saber si el empleo que se está creando es de mayor o menor calidad al contar con jornadas extensas de trabajo, y, por tanto, si la productividad por trabajador está aumentando o no.
En el primer trimestre de 2022, el promedio semanal de horas trabajadas por el conjunto de la población activa fue de 646,8 millones de horas. Esto supone un incremento del 5 % con respecto a los datos del trimestre anterior. Ya supera el máximo visto en el segundo trimestre de 2019 (646,3 millones de horas) y es el mayor pico desde 2010.
Si analizamos la evolución histórica, observamos que el número de horas trabajadas semanales fue descendiendo desde el máximo histórico de 2008 (722 millones) hasta mediados de 2014, cuando comenzó a remontar. En el segundo trimestre de 2019 se registraron 646,3 millones de horas efectivas trabajadas semanales. Después llegó la gran caída por las restricciones sanitarias y la entrada en ERTE de millones de ocupados hasta llegar al mínimo visto en el segundo trimestre de 2020 de 474,3 millones de horas trabajadas.
Durante los dos años siguientes, y pese a algunos retrocesos puntuales, el mercado laboral se ha recuperado hasta permitir que el nivel de horas trabajadas a comienzos de este año 2022 se sitúe parejo con el de 2019 y 2018, aunque todavía lejos de ese máximo alcanzado en 2008.
Pero para poner estos datos en contexto también hay que mencionar que España tiene ahora aproximadamente 600.000 personas más trabajando que hace tres años, un dato que merece atención y seguimiento. Porque se está creando empleo (superando las cifras de ocupados prepandemia), pero eso no supone un aumento de la productividad laboral en España, lo que implica que dicho empleo es de baja calidad. Esto tiene consecuencias tanto para la sociedad (mayor precariedad y descontento) como para la economía (menor competitividad laboral frente a otros países).
Los hombres trabajan más de 100 millones de horas que las mujeres
Si estudiamos la evolución por género, observamos que el mercado de trabajo sigue teniendo una fuerte diferencia entre mujeres y hombres: en promedio desde 2008 hasta ahora, los hombres han trabajado 106,5 millones de horas semanales más que las mujeres. Esta brecha de género que hay en el empleo se traduce en diferencias económicas y profesionales importantes a lo largo de la vida de ellas y ellos.
Ante crisis económicas o situaciones imprevistas, los empleos más precarios son los primeros en ser destruidos (contratos temporales, jornadas reducidas frente a completas, horas pagadas en B, etc.). Si estos son ocupados en mayor proporción por mujeres que hombres, la vulnerabilidad laboral que sufren ellas es mayor en contextos de fuertes contracciones económicas, lo que puede lastrar el desempeño laboral a lo largo de la vida.
Por otra parte, los datos indican que esta brecha en el número de horas efectivas trabajadas semanales se redujo desde los 171,2 millones que había en 2008 hasta los 92,5 millones en 2013, coincidente con los años de mayor destrucción de empleo. A partir de ese punto, con la recuperación económica vista en el periodo 2013-2019, la caída del empleo en 2020 y el incremento en 2021, la diferencia se ha estancado en la horquilla aproximada de los 90-100 millones de horas entre hombre y mujeres, es decir, la brecha de género no se está reduciendo en España.