- El paro se reduce un 1,2 % y la afiliación crece en casi 79.000 personas
- Desde la crisis sanitaria, el mercado de trabajo ha tenido un crecimiento anómalo para los estándares históricos de nuestro país
- El crecimiento de casi el 5 % respecto a la afiliación de 2019 solo ha generado un aumento del 0,8 % en las horas trabajadas por el conjunto de la población ocupada
El empleo encara el invierno con buenas perspectivas. Noviembre cerró con un aumento de 78.695 afiliados con respecto al mes anterior y un total de 20.319.146 empleados, según cifras desestacionalizadas del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social. Supone un crecimiento interanual del 2,7 %, lo que se traduce en un incremento de 532.201 afiliados con respecto al mismo mes del año anterior.
Por su parte, el paro descendió en noviembre en 33.512 hasta alcanzar las 2.881.380 personas, según los datos del Ministerio del Trabajo. El desempleo se ha reducido en 1,2 % en comparación con el mes anterior y supone un descenso del 9,5 % con respecto a noviembre de 2021.
Un nuevo mercado de trabajo
El empleo en España ha cambiado desde la pandemia. Esa es la lectura que puede hacerse de los datos desde marzo del año pasado, cuando comenzó uno de los ciclos de expansión del mercado laboral más intensos de los últimos años. Algunos indicadores, como la tasa de desempleo (12,7 %, de acuerdo con la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre de 2022), ya rozan los niveles de 2008, justo cuando comenzó la crisis financiera mundial.
Sin embargo, este crecimiento ha sido distinto a los vistos en el pasado. En primer lugar, meses tradicionalmente malos han tenido un incremento notable de la afiliación mientras que en otros momentos del calendario la evolución ha sido menor de la prevista. El mercado laboral español es altamente estacional debido a que el empleo depende, en gran medida, de dos componentes. Por un lado, el turismo, intensivo en mano de obra, pero tradicionalmente de baja calidad debido a sus altos niveles de temporalidad. La hostelería, los servicios hoteleros o incluso las actividades culturales y deportivas vinculadas con el ocio turístico tienden a mostrar una alta estacionalidad, con meses con una alta demanda (primavera y verano) y otros en los que incluso algunos negocios cierran (el invierno en la costa).
Por otro lado, gran parte del trabajo se enmarca en un periodo equiparable al curso escolar. En septiembre son habituales las contrataciones en campos como la educación o la sanidad, pero también es frecuente encontrar refuerzos en actividades comerciales, marketing o administración, al concentrar la mayor parte de su actividad entre otoño y primavera. Esto ha llevado a contar con una fuerza de trabajo históricamente inestable y dependiente del momento del año.
Desde la crisis sanitaria, sin embargo, el mercado de trabajo ha tenido un crecimiento anómalo para los estándares históricos de España. Aunque ha contado con algunos meses típicamente “malos” para el empleo (por ejemplo, los agostos de 2021 y 2022), el aumento de la afiliación ha sido constante desde la salida del invierno del año pasado y el levantamiento de las restricciones del último estado de alarma declarado a nivel nacional.
Estabilización del empleo y nuevas vacantes
La reforma laboral aprobada por el Gobierno y sancionada por las Cortes para apuntalar el empleo indefinido, reforzando la figura del contrato fijo-discontinuo en detrimento del temporal, ha supuesto la consolidación del empleo de larga duración en España. Nunca en la historia del país se había creado tanto empleo indefinido e incluso las modalidades convencionales de jornada completa y parcial siguen aumentando mes a mes.
Así, entre enero y octubre de 2022, se han firmado 14,5 millones de contratos iniciales, de los cuales, el 32,4 % eran indefinidos. En el mismo periodo de 2021, solo se firmaron indefinidos el 6,7 % del total de contratos inscritos en el Ministerio de Trabajo.
Pero la presencia creciente del contrato fijo-discontinuo en el mercado laboral también genera una serie de interrogantes, puesto que quienes tienen este contrato son personas en situación de alta de afiliación, pero no necesariamente ocupados durante todo el año. Este fenómeno se refleja también en los datos: un crecimiento de casi el 5 % respecto a la afiliación de 2019 (datos de noviembre) solo ha generado un aumento del 0,8 % (tercer trimestre de 2022 respecto al mismo periodo de 2019) en las horas trabajadas por el conjunto de la población ocupada.
Además, la reducción progresiva del paro y la estabilización del empleo, unidas a la demanda cada vez más acuciante de perfiles profesionales específicos con las jubilaciones del baby boom y la digitalización de las empresas, están llevando a un fenómeno paradójico: cada vez hay más vacantes pese a que todavía se mantienen unos niveles de paro elevados (12,7 %). La última Encuesta de Coste Laboral del INE apunta a que hay 145.000 vacantes sin cubrir. La alta demanda de estos meses ya condujo este año a que, en plena campaña de contratación para verano, la hostelería encontrara problemas para incorporar personal en sus plantillas.
Conforme descienda el paro y la actividad económica continúe, es previsible que la negociación colectiva fuerce a las empresas a mejorar las condiciones laborales para asegurarse la permanencia de sus nuevos empleados. Estas condiciones no solo incluirán mejoras salariales, sino que, como lleva detectando desde hace un tiempo la plataforma de InfoJobs en la publicación de sus ofertas y en sus recurrentes estudios del mercado de trabajo, también incluirán aspectos como el teletrabajo, la conciliación, la formación o la salud mental.