Barcelona, 27 de octubre de 2016. – La mejora de la situación en el mercado laboral se ha plasmado en los datos de la EPA correspondientes al tercer trimestre que ha hecho hoy públicos el INE. En relación al trimestre anterior, la tasa de paro ha descendido más de un punto (hasta el 18,91%) y la ocupación sube en 226.500 personas. La fachada del edificio del empleo español luce cada vez mejor.
El problema, una vez más, está en que en el interior tiene podridas algunas vigas tan importantes como la que ha de sostener el edificio dentro de 50 años. Los jóvenes actuales carecen de verdaderas oportunidades laborales desde hace demasiado tiempo: la crisis golpeó más fuerte en el empleo juvenil y la recuperación aún no la percibe.
La tasa de paro se mantiene muy alta, en el 31,45%, entre los menores de 30 años, un porcentaje que llega al 54,69% entre los que están entre los 16 y los 19 años. Y esto durante una temporada turística estival histórica para la hostelería, un sector y un periodo muy propicios para la contratación de jóvenes.
Tampoco la calidad del empleo es la misma: temporalidad y parcialidad son dos males comunes que aquejan más a los jóvenes: la mitad de los que tienen un empleo entre 16 y 19 años y un tercio de los que tienen entre 20 y 24 años tienen trabajan a tiempo parcial. Y, de acuerdo con la EPA, la causa principal no es que compatibilicen trabajo y estudios, sino no haber podido encontrar un trabajo a jornada completa, una respuesta que da el 66% de los menores de 30 con trabajos parciales.
Si los problemas del mercado laboral español toman un cariz dramático entre los más jóvenes y, además, esta situación se prolonga durante los ocho años que ya han pasado desde que en 2008 se quebrase el mercado laboral español, el resultado es una generación que ha pasado por sus 20 años sin oportunidades. Un lujo que, por mil factores que van desde las pensiones a la innovación empresarial, una economía avanzada como la española no puede permitirse por más tiempo.